jueves, 1 de abril de 2010

SEMANA SANTA DE ZAMORA



REFLEXIONES A UNA MIRADA

Si de pequeños nuestras manos infantiles se alzaban ansiosas por atrapar ese rayo de luz que se filtraba de repente por la ventana de una habitación y aunque no éramos capaces de conseguirlo, seguíamos empeñados en nuestro vano intento, por qué ahora esas mismas manos se averguenzan de suplicar tu misericordia Señor, y se cierran empecinadas en el vacío de nuestra vida y alzan en cambio a tu mismo cielo, botellas y agujas, evasivos temporales para soportar y olvidar la miseria que hemos creado.

Cristo del silencio que habla, que se vuelve clamor en el corazón que quiere escucharle y nos transforma desde dentro sin perturbadores desasosiegos ni miedos a las sombras de nuestras rutinarias vidas.
Cristo de las Injurias que perdona, para que podamos sólo así, devolverle la mirada sin apartar los ojos, porque nuestras súplicas, se colman en su amor y ciegan el fanatismo de tantos credos ideados por nuestra mente, que nos esclavizan.

La pocesión iba desplegándose sin prisas por las calles de la ciudad, con el eco de sus tambores,el aleteo de los pendones de la cofradía, el chisporroteo de los cirios de los cofrades y el olor a incienso de los saumerios, hasta que empezó a llover y surgieron los paraguas y los pasos apresurados sin respetar distancias y entonces pasó la imagen tan rápida que algunas personas ni siquiera tuvieron tiempo de persignarse ante la presencia de su rostro...

La gente era un tropel que se alejaba sin pensar que desde la humildad y el anonimato, algunas gotas de agua privilegiadas, caían desde la distancia imprecisa del cielo, hasta tocar una vez más, su santo cuerpo.
JA Casar

1 comentario:

  1. ¡Exquisita sensibilidad la tuya¡... Sí, yo también estaba allí cuando las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre su Santo Cuerpo. Y siguen cayendo, y continuarán haciéndolo porque la mayoría de los hombres no son capaces de tejer con el hilo más fino y fuerte de sus almas la túnica que cubra su hermosa Desnudez. Y en desbandada correrán a buscar refugio seguro en los portales ajenos o propios de sus asuntos, lo más lejos posible de su abrazo inmenso, de sus clavados y deseantes brazos.

    Ionel.

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