sábado, 27 de febrero de 2010

Conociendo a Joshua Slocum




En el año 1893, un viejo capitán de veleros que contaba con 49 años de edad, Joshua Slocum, paseaba por la playa de Fairhaven, en la costa Atlántica de los Estados Unidos, cuando se encontró con su amigo el capitán Eben Pierce, el cual le regaló un barco.
Slocum era un marino experimentado que se enamoró de aquella balandra y decidió reconstruirla (completamente solo) desde cero.

Mientras lo hacía se propuso navegar con el "Spray" (del inglés: espuma), completamente solo alrededor del mundo. La idea era entonces atrevida por varios motivos:

nadie antes había intentado semejante empresa, porque no se conocía aún el timón automático y otros elementos de navegación que hoy facilitan la navegación solitaria
además era la época de declive de los grandes barcos de vela, que eran sustituídos rápidamente por los de vapor, y los viejos lobos de mar como él estaban retirados (y se dedicaban en muchos casos a sus granjas) o trabajaban de pescadores
no menos importante, en la concepción cultural de la época nadie navegaba por placer, sino para trabajar
la intención de Joshua era hacer semejante viaje en solitario, sin nadie que lo ayudara a guiar su barco (lo cual era inaudito para esos tiempos, dado el tamaño del mismo).
y por último, Joshua no sabía nadar.
Una vez terminado, las dimensiones del Spray fueron las siguientes:

eslora entre perpendiculares: 11,2 metros
manga: 4,32 metros
puntal en la bodega: 1,27 metros
arqueo neto: 9 toneladas
toneladas brutas: 12,71


Cómo él mismo cuenta en el libro surgido de esta aventura, el viaje inaugural lo hizo en la bahía de Buzzard, junto con el capitán Pierce. Y la preocupación de sus amigos, que los miraban desde la orilla, era si todo esto, los 533,62 dólares empleados en la construcción de barco, junto con los 13 meses de trabajo propio invertidos en la tarea, iba a "compensar".


El 24 de Abril de 1895 levó anclas en Boston, y comenzó su histórico viaje que lo llevaría a navegar en solitario 72000 km, y regresar a Estados Unidos el 27 de Junio de 1898 a la una de la madrugada, tras una ausencia de 3 años, 2 meses y 2 días.


"Había decidido hacer un viaje alrededor del mundo, y con el viento en la mañana del 24 de abril 1895, fue justo, al mediodía, cuando subí el ancla, e icé la vela. Deje Boston, donde el Spray había sido amarrado perfectamente todo el invierno. El viento soplaba y notaba como la balandra tiro para delante a toda vela. Un bordo corto hizo hasta dejar el puerto, amurado a babor, Un fotógrafo en el muelle del Este de Boston, saca una foto del barco, con su bandera en la cumbre mostrando sus sus pliegues. Mi pulso emocionado latía en mí, sentí que no podía haber vuelta atrás, y que yo quería participar en una aventura, un sentido que he entendido perfectamente.


Desde este momento no menos importante, nace una nueva concepción cultural de la época, ya que nadie navegaba por placer en aquellos tiempos, sino más, bien era solo para trabajar, como oficio. Joshua Slocun se puede decir que es el padre de todos nosotros navegantes deportivos y aficionados y que ahora vuelve a dar otra vuelta el tema, con los deportistas profesionales, pero aquel ito fue a caballo de 1800 y principios de 1900.


Su itinerario lo llevó primero a las islas Azores, de allí a España, y luego a las islas Canarias, Islas Azores, para luego cruzar el Atlántico en sentido contrario y arribar a Pernambuco, Brasil.
Desde allí bordeó América del Sur, y cruzó en solitario, y por 2 veces (ya que un vendaval williwaw contrario lo obligó a volver hacia atrás y a repetir el trayecto) el Cabo de Hornos.
Sus aventuras en este lugar estuvieron llenas de peligros, y no fue el menor de ellos el intento de los indios patagones por abordar su barco, y en un caso por matarlo (una flecha pasó a escasos centímetros de su cabeza y se clavó a su lado, en el mástil).
Su pericia marinera, tesón y caridad hacia sus semejantes lo salvó y le ayudó a superar todos los obstáculos... también con la ayuda oportuna de concejos que le daban amigos desinteresados que encontró en cada puerto en donde estuvo.
Quizá una nota que pinta su viaje fue la negativa que puso a recibir una bolsa de polvo de oro que uno de esos amigos le quizo dar en Punta Arenas, justo antes de aventurarse a cruzar el Cabo de Hornos, pero al mismo tiempo si aceptó un paquete con tachuelas que le regaló otro, lo que él describió luego que le resultó "de mas valor que el oro".

Slocum dice de esta parte del mundo:

aquí, en el Estrecho de Magallanes, encontré gran cantidad de mejillones, de excelente calidad. Me regalé magníficamente con ellos. Había una especie de cisne, más pequeño que el pato almizclado, que pude haber derribado con el rifle, pero, dada la parquedad de vida de aquel melancólico país, no tuve ánimo, a no ser en defensa propia, para suprimir vida alguna.

En su cruce del oceáno Pacífico hizo escala, entre otros lugares, en la isla de Juan Fernández, donde naufragó Alexander Selkirk, cuya peripecia inspiró a William Defoe las aventuras de Robinson Crusoe, y en la isla de Vailima, donde visitó a la viuda de Robert Louis Stevenson.
Allí formula Slocum una de las pocas reflexiones marginales que se permite:

A medida que me fui alejando del centro de la civilización, cada vez oí hablar menos de lo que compensaba o no compensaba. Al relatarle mi viaje, la señora Stevenson no me preguntó ni una sola vez qué provecho material pensaba sacarle. Cuando visité una aldea samoana, el jefe no quiso saber el precio de la ginebra, ni dijo: "¿Cuánto pagarás por el cerdo asado?", sino: "¡Dólares, dólares, el hombre blanco sólo quiere saber de dólares!".

En casi cada puerto que visitó siempre fue recibido con honores por el gobernador del lugar y por los mismos lugareños. Aprovechaba cada puerto para dar conferencias sobre su viaje, y así conseguir un poco de dinero para poder continuar el viaje y pagar los gastos de puerto (en los pocos casos en que se los cobraron).
En algunas ocasiones, habiendo sufrido el Spray algún daño, fue llevado a dique seco y reparado sin que se le cobrara nada. Tal era la admiración que causaba su viaje de circunnavegación.



El Spray se demostró como un barco con una capacidad marinera extraordinaria, capaz de mantener el rumbo sin desviarse y sin tener nadie al timón (con éste atado). Al respecto, Joshua dice:

[...] desde la isla de Thursday a las Cocos, a 2700 millas marinas de distancia [5000 kilómetros], navegadas en 23 días, sin nadie al timón en dicho tiempo, de tierra a tierra, excepto aproximadamente durante 1 hora. Ningún otro barco en la historia de la navegación realizó alguna vez, en circunstancias similares y durante un viaje tan largo y prolongado, semejante hazaña.

Esto hizo que desde entonces mas de ochocientas reproducciones del mítico velero han surcado y surcan los mares de hoy en día.

Slocum no solo fue la primera persona que circunnavegó el globo solo, sino que fue el primero en construir un puente entre las masas y el navegar.
Él hizo del navegar algo popular, al escribir libros maravillosos sobre el tema, lo que hizo que la gente los lea con la misma emoción y fascinación desde el siglo 19 hasta ahora.

En 1899 contó todo su viaje en el libro "Navegando Solo Alrededor del Mundo" (Plaza y Janés, ISBN 84-01-54056-9), que fue un best-seller traducido en numerosas lenguas y que aún hoy se imprime, y ahora es considerado un clásico de la literatura de viajes. Es una maravillosa historia de aventuras, un texto de navegación con calidad literaria.
En 1902, con el dinero que le proporcionó este libro y una serie de conferencias, Slocum pudo comprar una granja en West Tisbury, Massachusetts, a la que llamó "Fag End" (El Último Tramo).

A la vuelta de su viaje declaró sentirse 10 años mas joven. Pero además, el "viaje interior" que surgió fruto de esta aventura también lo hizo cambiar. Él dice:

[...] un espíritu de caridad, incluso de benevolencia, había crecido con fuerza en mi naturaleza a través de las meditaciones de aquellos días supremos pasados en la mar.

Y agrega:

en las soledades de la triste comarca que rodea al Cabo de Hornos me sentí incapaz de suprimir una vida en el mundo, excepto en defensa propia, y al navegar, este rasgo de carácter eremita fue creciendo, hasta el punto de llegar a revolverme la sola mención de matar animales para mi alimentación.

En Noviembre de 1909 Slocum anunció que estaba listo para navegar por el Río Orinoco... y nunca mas se supo nada de él ni del Spray... lo cual lo convirtió en una leyenda, e hizo que hoy en día cualquier persona que conozca su aventura no pueda dejar de emocionarse al leer la frase "¡Ah del Spray!", habitual saludo marinero que le hacía la gente cuando quería comunicarse con la "tripulación" de tan famoso barco.

Quizás el destino le reservó como mo podría haber sido de otra forma, este final, sólo propio de un hombre excepcional, hijo de la mar que tanto amó, para en ella, sólo en ella, desaparecer. Qué mejor epitafio que las palabras con que cierra su libro:

" Donde quiera que estuviésemos mi barco y yo, los días pasaban ligeros y alegres. "





Technorati : Joshua Slocum, Spray, balandra, circunnavegación

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